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Mostrando postagens de fevereiro, 2018

El Estado y el Texto / O Estado e o Texto

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español -  Es el texto el enemigo del Estado. ¡No, por supuesto que no! El estado está en función del Texto, el Estado es para sostener el Texto, es por eso que en contrapartida para ayudar a la energía, el Texto debe ser leve, recordemos que estamos hablando de estructuras energéticas, espirituales y mentales, tejiendo sus tramados  en el aire. El Estado es la estructura, los puntos de apoyo, físicos, energéticos y respiratorios en armonía de una forma activa e intuitiva. Al Estado también se llega por la repetición. Para eso está la partitura, en la que el texto es nada más que una acción física, tal vez el mejor tratado sobre esto sea el capítulo  llamado Atletismo Afectivo de " El  Teatro y su Doble " de Antonin Artaud. português -  O Texto é o inimigo do Estado? Não, é obvio que não! O Estado está en función do Texto, o Estado é para sustentar o Texto, é por isso que em contrapartida, para ayudar a energia, o texto deve ser leve. Sempre lembremos que estamos fa

Sobre el género de cuentos de misterios.

Un prólogo de Borges del libro "La Piedra Lunar de Wilkie Collins.  En 1841, un pobre hombre de genio, cuya obra escrita es tal vez inferior a la vasta influencia ejercida por ella en las diversas literaturas del mundo, Edgar Allan Poe, publicó en Philadelphia Los crímenes de la Rue Morgue, el primer cuento policial que registra la historia. Este relato fija las leyes esenciales del género: el crimen enigmático y, a primera vista, insoluble, el investigador sedentario que lo descifra por medio de la imaginación y de la lógica, el caso referido por un amigo impersonal y, un tanto borroso, del investigador. El investigador se llamaba Auguste Dupin; con el tiempo se llamaría Sherlock Holmes…  Veintitantos años después aparecen El caso Lerouge, del francés Emile Gaboriau, y La dama de blanco y La piedra lunar, del inglés Wilkie Collins. Estas dos últimas novelas merecen mucho más que una respetuosa mención histórica; Chesterton las ha juzgado superiores a los más afortunados e

El almohadón de pluma - Horacio Quiroga

Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer. Durante tres meses - se habían casado en abril - vivieron una dicha especial. Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía en seguida. La casa en que vivían influía no poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso -frisos, columnas y estatuas de mármol-producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a